Seres Astrales: La sombra

La Sombra o Cadáver Astral Al morir nuestra alma espera en un determinado lugar hasta que concluye su paso por el Plano Astral, ascendiendo hacia nuevas y desconocidas esferas de consciencia, abandona detrás de sí su Cuerpo Astral, que se desintegrara del mismo modo en que, al morir, dejamos nuestro cadáver físico descomponiéndose bajo tierra, esta envoltura la cual es conocida por los teosofístas como la sombra. Y dentro del vasto catálogo de lo paranormal, esta entidad resulta más interesante que las demás. La teosofía del siglo diecinueve los denominó como Sombras, término muy apropiado de acuerdo a sus características. En esencia, la Sombra es una especie de Cadáver Astral. Si viéramos nuestro cadáver después de algún tiempo, es posible que la imagen no sea nada agradable, lo más probable es que sea aterradora. Lo mismo ocurre con la Sombra, la cual se encuentra en un irreversible proceso de descomposición. Pero este proceso de degradación es distinto en el Plano Astral que en el Plano Físico. Según alertan los teósofos, puede ocurrir que una porción de materia mental quede adherida a la Sombra, la parte más baja de nuestro ser, logrando que ésta se manifieste de diferentes formas. La Sombra no es en modo alguno el individuo real, es decir, su conciencia, sino más bien una entidad no humana del Plano Astral que tiene la misma apariencia y parte de la memoria del sujeto, y que incluso posee sus pequeñas particularidades de carácter, formas de expresarse, etc. Siendo la responsable de la mayoría de las apariciones de fantasmas, manifestaciones en sueños de familiares y seres queridos recientemente fallecidos, con mensajes, en la mayoría de casos, desconcertantes, o escalofriantes y en general se tornan repetitivos; ya que la Sombra posee un escaso repertorio de palabras y acciones a desarrollar. La verdadera persona, es decir, la inteligencia o alma ha ascendido a planos superiores y no es consciente de las actividades de su sombra que es sus cualidades e impulsos inferiores. Volviéndose la sombra una especie de larva o gusano, un parásito del Plano Astral.
Existe una conexión entre la Sombra y los deudos en la Tierra y es el dolor y la tristeza, que sienten estos por sus seres queridos fallecidos, alimenta y reanima al la sombra durante tiempo. La Sombra se asemeja al fallecido, parece desorientado, confundido, e incluso perturbado. No ve ni oye a los vivos, solo se limita a desarrollar su repertorio de quejas, reproches y actos. En estos casos la duración de la Sombra no es prolongada, pero puede variar de acuerdo a la intensidad de la materia mental que la anime. El escritor A.E. Powell, sostiene que la energía del Cadáver Astral se agota rápidamente; junto con su escaso intelecto. Para subsistir, la Sombra se aferra a las personas vivas que conoció en este caso sería a las personas que conoció su consciencia, y se alimenta de ellas como un vampiro energético o emocional y corresponden a las leyendas de espíritus que se pegan a las personas, parasitando el cuerpo físico de deudos, amigos o conocidos.
Annie Besant y C.W. Leadbeater afirma que la Sombra, carente de inteligencia, puede manifestar cierta astucia y elaborar discursos precarios para ganarse el afecto y la devoción de los vivos. En las últimas etapas de la desintegración se convierte en Cascarón, básicamente ya ha quemado toda la materia mental que poseía, volviéndose una cáscara vacía que se deshace hasta desaparecer por completo siendo reabsorbido por el plano astral. Al ya no posee materia mental; carece incluso de intenciones elementales. No puede valerse por sí mismo, pero puede ser utilizado por los nigromantes, o brujos capaces de inyectar cierta cantidad de energía mental para utilizarlos con oscuros propósitos.
Conclusión Según la teosofía: al morir abandonamos nuestro cuerpo físico, que se pudre bajo tierra; del mismo modo en el que más adelante dejaremos atrás nuestro Cuerpo Astral descomponiéndose en los páramos del Bajo Astral.
Los fantasmas son en esencia, una representación de las Sombras que se degradan en el Plano Astral. Todas estas apariciones son algo inquietante y perturbador, como si de hecho no representaran del todo a la persona fallecida. Soñar con alguien que ha muerto, salvo casos excepcionales, siempre nos deja esa sensación extraña. La Sombra vive de los impulsos elementales del finado, de los cuales poco o nada sabemos, estas manifestaciones pavorosas son también genuinas, ya que expresan un costado del ser que a menudo se mantiene oculto, incluso para el propio individuo que murió, pues nadie sabe lo que reprimimos, ya sean las intenciones, los reproches, o tal vez nuestras más ridículas ambiciones oscuras que se manifestará en nuestra propia Sombra.

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