El gnosticismo

El gnosticismo
Primero referiremos que el gnosticismo fue un movimiento surgido en torno al s. IV d.C., como un intento de crear una mitología nueva en la que se unían contenidos judeo. El movimiento Gnóstico procura llegar a la autognosis (donde cada persona llega a conocer su parte divina): “la razón de ser del ser es el mismo ser. Sólo el ser puede conocerse a si mismo. El ser por lo tanto se auto-conoce en la gnosis. La doctrina gnóstica coloca al Padre trascendente en un punto inalcanzable, al que se remite en los textos con un lenguaje apofático o de negación: “incognoscible”, “no creado”, “inalcanzable" ya que no es posible definirle en su trascendencia. En si el gnosticismo es una creencia dualista: el bien frente al mal, el espíritu frente a la materia, el ser supremo frente al Demiurgo, el espíritu frente al cuerpo y el alma. La palabra gnóstico fue empleada por los paganos que se acercaron a la fe cristiana y decían que habían encontrado un nuevo saber. San Ireneo escribe que los seguidores de un cierto Carpócrates se llamaban gnósticos. Clemente de Alejandría, hablando de los seguidores de un cierto Pródico, dice que ellos también se consideraban gnósticos . Pero el nombre ha sido utilizado posiblemente además por filósofos no cristianos. En su Vida de Plotino, Porfirio menciona a ciertos gnósticos que, probablemente, no tenían afinidad con el cristianismo. En el occidente el gran adversario de los gnósticos fue San Ireneo, quien expuso el método para refutar las teorías de los gnósticos y proteger a los cristianos: debemos insistir en lo que enseña la Sagrada Escritura; mostrar la verdadera tradición de la Iglesia, y recurrir a la razón. para la gnosis los apóstoles escribieron lo que Jesús les enseñó durante esos once años, que convivieron con él resultando en "La Pistis Sophía," la cual es la escritura gnóstica más importante.
Se trata de un fenómeno de conocimiento espiritual experimentado por los gnósticos (sectas cristianas primitivas del gnosticismo). Para los gnósticos, la gnosis es el conocimiento que es parte de la esencia humana. Es un conocimiento intuitivo, que no es el conocimiento científico o racional. En la gnosis se pensaba que, por medio de la magia, se podía entrar en contacto con las fuerzas secretas del universo. El mago más famoso fue Zoroastro. En la gnosis se pensaba que, por medio de la magia, se podía entrar en contacto con las fuerzas secretas del universo. El mago más famoso fue Zoroastro. La palabra gnosis expresa la manera de ponerse en contacto con esta ciencia religiosa de lo divino y participar de ella. En Egipto, se escribieron los tratados de Hermès Trismegisto, llamado también Thoth, el mensajero del cielo. Contenían doctrinas sobre temas variados, como astrología, medicina astrológica, fórmulas de magia, textos de teosofía, una mitología de los planetas, etc. En ciertos textos se dice que el mundo está penetrado por la divinidad, en otros que es fundamentalmente malo y que deberíamos huir de la materia para llegar a Dios. La oniromancia estaba también de moda. Como escribe el P. Festugière ya no se distinguía entre ciencia y religión. La gnosis no es un saber racional, sino que es más bien una cierta forma de piedad con sus fórmulas de oración y su propia práctica ascética. Ejercía influencia sobre los espíritus poco formados y ansiosos de novedades. Los gnósticos elaboraron una mitología de los planetas.
Mientras que Aristóteles en sus estudios de la naturaleza coleccionaba hechos, los ordenaba y buscaba las causas para alcanzar la máxima inteligibilidad, en la pseudo-ciencia de la gnosis se aspiraba a fines prácticos y se buscaban fuerzas secretas, sobre todo en ciertas plantas para utilizarlas. En cuanto a la doctrina del alma, se pensaba que esta había surgido de Dios o, por lo menos, que se había desprendido de las ideas o estrellas cuando Dios le inspiró su aliento. Se encarnó como consecuencia de un pecado. La vida en la tierra sirve para ponerla a prueba y mejorarla. Según algunos gnósticos, el hombre tendría dos almas, pues también existiría un alma mala que Dios no ha hecho, y que es la que comete los pecados. El alma buena debe volver al cielo . Pero se encuentra también la teoría de la metempsicosis. Además, en los diferentes sistemas del pensamiento gnóstico las cosas reciben su existencia de un principio superior, llamado el demiurgo. Se habla también de un principio femenino que es la causa de la multiplicidad y de la diferencia Por ejemplo María Magdalena es respetada como líder gnóstica y algunos textos gnósticos, como el Evangelio de María Magdalena, la consideran superior a los doce apóstoles. El gnosticismo es la creencia de que los seres humanos contienen una parte de Dios llamada el bien supremo o una chispa divina en su interior, la que ha caído del mundo inmaterial a los cuerpos de los humanos. Toda la materia física está sujeta a la decadencia, la putrefacción y la muerte. Hubo dos rituales fundamentales en la liturgia gnóstica, al menos de acuerdo con las fuentes disponibles actualmente: bautismo y eucaristía. El concilio que condeno el gnosticismo fue el Concilio de Nicea y Agustín de Hipona.En el Concilio de Nicea se definió la divinidad del Hijo y se escribió la parte del Credo que se ocupa de Él. Este concilio fue convocado para hacer frente a la herejía arriana, que afirmaba que el Hijo era un ser sobrenatural pero no Dios.Pues según esta doctrina los iniciados no se salvan por la fe en el perdón gracias al sacrificio de Cristo, sino que se salvan mediante la gnosis, o conocimiento introspectivo de lo divino, que es un conocimiento superior a la fe. Ni la sola fe ni la muerte de Cristo bastan para salvarse. En aquel concilio se acordó que el Espíritu Santo era consustancial (de la misma sustancia) con Dios Padre y Dios Hijo y empezó a perfilarse la doctrina trinitaria.
Jesús y varios de sus apóstoles, como Tomás el Apóstol, aclamado como fundador de la forma tomasiana de gnosticismo, aparecen en muchos textos gnósticos. Los gnósticos mencionados por Tomás En la época de santo Tomás el gnosticismo en cuanto tal ya no era un problema de gran actualidad, a excepción de su presencia en las herejías de los Albigenses y Cátaros. Estas herejías, que se desarrollaron sobre todo en el sur de Francia, parecen ser una forma de neo-maniqueísmo. En cuanto a sus doctrinas, profesaban un tipo de dualismo; la materia es considerada como mala. Conservaban los nombres del Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero consideraban al Hijo como una creatura, y al Espíritu Santo como algo todavía inferior. Cristo tuvo solamente un cuerpo aparente al que María no había dado la vida. Rechazaban el Antiguo Testamento, con excepción de los libros de los Profetas. En cuanto a los gnósticos de los primeros siglos, Tomás los conoce por los escritos de San Ireneo, San Jerónimo, San Juan Crisóstomo y otros Padres o autores de los primeros siglos de la Iglesia. En particular en su Catena aurea de los cuatro Evangelios menciona los siguientes nombres: Basílides es recordado seis veces. Cuatro citas se encuentran en La Catena aurea de los Evangelios de Mateo y de Lucas. En la Catena aurea in Lucam, c.10, lc.8 se dice que Basílides se atrevió a escribir un evangelio. En Mateo 22, 34 un fariseo pregunta a Jesús, ¿cuál es el más grande mandamiento de la Ley? Jesús responde citando Deuteronomio 6,4 y Levítico 19, 18, confirmando así el valor del Antiguo Testamento. Tomás escribe que esta respuesta refuta a quienes siguen a Valentino, Basílides y Marción que rechazaban el Antiguo Testamento. En la Catena in Matthæum, c.24, 23, se SANTO TOMÁS Y EL GNOSTICISMO 137 SAPIENTIA / AÑO 2014, VOL. LXX, FASC. 235 citan las palabras de Jesús: «Si uno dice: Mirad, aquí está el Mesías, no lo creáis»; estas palabras según San Jerónimo se aplican a Valentino y Basílides. Basílides enseñaba que hay tres mundos puestos el uno encima del otro: el hipercosmos, el mundo sobrelunar, el mundo sublunar. Marción es mencionado veintidós veces en las obras de Santo Tomás. Según Marción, Cristo habría traído su cuerpo del cielo y no de la Virgen. Valentino, por su parte, pensaba que el cuerpo de Cristo no era un cuerpo verdadero, sino un fantasma sin carne. Jesús mismo habría negado que tuviese una madre en Mt. 1213. Citando a san Jerónimo, Tomás dice que Marción y los Maniqueos que rechazaban el Antiguo Testamento, habrían tenido que saber que Jesús era el verdadero hijo de David y que, por eso, nació con un cuerpo humano verdadero. En el evangelio, cuando Jesús dice que nadie conoce al Padre sino el Hijo, lo hace refiriéndose a Marción quien hablaba de un dios ignoto. Tomás se apoya aquí en las palabras de san Juan Crisóstomo. En esta Catena, c. 24, lección 11, se dice que Marción rechazaba el matrimonio. Lo mismo es confirmado por una cita de la Catena in Ioannem, c. 2, lc.1, donde un texto de Beda recuerda que Marción y Tatiano condenaban igualmente el matrimonio. En su Sermón 41, Agustín escribe que la presencia de Jesús y María en las bodas de Canaán muestra que la teoría de Tatiano, Marción y otros que rechazaban el matrimonio, es condenable16. Respecto a la parábola de la perla preciosa, Jerónimo escribe que Marción no ha sabido ver que la perla significa la Ley y los Profetas17. La parábola de la levadura (Mt, 16, 5-12) significa, igualmente, que el fermento de las herejías de Marción, Valentino y otros es peligrosísimo. Crisóstomo nos dice que Marción negó que Cristo tenía un verdadero cuerpo humano. Marción negaba la pasión de Cristo pero, escribe Crisóstomo, aboga en favor de su realidad como acontecimiento histórico, por el hecho que huyeran los apóstoles. Por las palabras de Jesús en la cruz, «He ahí tu madre», es rechazada la teoría desvergonzada de Marción quien afirmaba que Jesús no tenía madre. Una fuente de informaciones sobre Marción la encontramos en el capítulo segundo del libro de Genadio De ecclesiasticis dogmatibus. Marción hace suya la teoría de Valentino según la cual el dios bueno se distingue de un dios severo, que castiga a los hombres. Marción tampoco admitía la divinidad de Cristo. Marción, Valentino y Basilides que rechazaban el Antiguo Testamento, no reconocían que debemos amar a Dios sobre todo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Epifanio menciona un evangelio publicado por Marción en el que Jesús no dice «te doy gracias, Padre» sino más bien: «te doy gracias, Señor del cielo».
Valentino enseñaba en Roma entre los años 130 y 160. Sus cursos solían ser frecuentados por muchos discípulos. Una doctrina central de Valentino era que nuestro mundo era el producto de un ser maligno, y resultó de una caída. Sostiene que habría un dios bueno y une dios malo que se opondrían entre ellos. En su Refutatio omnium Hæresium, Hipólito de Roma escribe que Valentino hizo suya la doctrina pitagórico-platónica de la mónada: el primer principio es la mónada, que es ingénita e impasible. El Padre engendra el nous y la verdad (alétheia). El nous es la madre de la serie de diez eones, que ofreció al Padre como el don más magnífico. El último eon es sofía, el hombre, que cometió un pecado en su deseo de conocer su origen, es decir, al Padre; se había insertado una dosis de pneuma sin que lo supiera. Por eso podía iniciar el proceso de su salvación y subir hasta el pleroma. La gnosis de Valentino sería de índole pitagórica. Hipólito menciona varias herejías respecto de la naturaleza divina de Cristo, de su verdadera naturaleza humana y también de la unión de ambas. San Ireneo trata de la gnosis de Valentino en el primer libro de su Adversus hæreses. El nombre de Valentino se encuentra citado cuarenta y nueve veces en las obras de Tomás. Una fuente importante de información sobre Valentino para Tomás es el De hæresibus de san Agustín que menciona a Valentino entre los que niegan la humanidad de Cristo: Cristo no habría tomado un cuerpo humano de la Virgen María, sino que habría traído del cielo un cuerpo espiritual, o más bien un cuerpo imaginario. No le convenía tomar un cuerpo de la Virgen ya que todo lo que hay en la tierra ha sido hecho por el diablo. La ocasión de este error habría sido la respuesta de Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo sino el que ha bajado del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo», y un texto de san Pablo: « ¿Qué comunidad entre la luz y las tinieblas?». En cuanto a la procesión del Verbo de Dios, esta sería por medio de una prolatio, es decir una cierta extensión del Padre. Tomás insiste en el hecho de que el cuerpo humano necesita una determinada materia y que la teoría de un cuerpo espiritual no puede explicar la forma física de Jesús. En conformidad con sus teorías Valentino también niega el dogma de la resurrección del cuerpo. Según Jerónimo, nuestro autor habría citado la parábola del sembrador, donde se habla de tierra buena, del camino, las piedras, las espinas, para distinguir entre tres naturalezas, una espiritual, otra animal, y una tercera terrena, pero de esta manera no se mencionan más que tres tipos de suelo, mientras que en la parábola Cristo habla de cuatro. Según Valentino debemos ser salvados por una iluminación. Tomás considera a Basílides, Marción y Valentino como herejes, y se refiere a la prevención de guardarse de la levadura de los fariseos y saduceos, para hacer notar que un poco de fermento penetraría toda la masa (Mt. 16, 6)
El Maniqueísmo En cuanto al maniqueísmo, el fundador de esta secta religiosa y filosófica es un cierto Mani, nacido en el 216 de origen persa, que se estableció en Babilonia. Su doctrina se difundió sobre todo en el norte de África, pero en el siglo cuarto, tuvo seguidores también en Italia. Todo el pensamiento de Mani está marcado por el dualismo. Los cristianos consideraban su doctrina como una herejía. En su juventud, San Agustín fue un seguidor del maniqueísmo, pero más tarde lo combatió. En sentido estricto, el maniqueísmo no pertenece a la gnosis del segundo siglo, pero Santo Tomás lo asocia frecuentemente con la gnosis de Valentino y Marción. En sus obras, Santo Tomás menciona más de 260 veces teorías de los maniqueos, que en parte coinciden con las de Valentino. La doctrina de los Maniqueos está marcada por un fuerte dualismo. Según ellos, hay dos primeros principios, sin que uno dependa del otro. Se equivocaron, escribe Tomás, respecto de la naturaleza de los seres que son las primeras causas. Según Mani, hay un Dios supremo que es bueno y otro que es malo. El dios bueno crea solamente las mejores criaturas espirituales. Las cosas materiales, por contrario, han sido hechas por el dios malo a quien están sometidas. Tomás considera materialistas a los Maniqueos a causa de su teoría de que Dios es una luz corporal. El dios malo es el dios del Antiguo Testamento, un principio de tinieblas. El dios bueno es una sustancia infinita de luz que se difunde en el espacio. Las criaturas tienen en su ser una cantidad de mal mezclado con el bien de ellas. En los hombres solamente el alma procede del dios bueno, mientras que el cuerpo humano es el producto del segundo principio malo. De hecho, los cuerpos naturales no son creados por el dios bueno. Las almas humanas han sido creadas desde toda la eternidad y pasan de un cuerpo a otro; son partículas de la sustancia divina. En algunos textos, Tomás escribe que los Maniqueos negaban la voluntad libre del hombre y sostenían que el hombre peca necesariamente. Ellos no veían que el mal pudiese alojarse en un ser que es por naturaleza bueno y que el mal del pecado no excluye que la naturaleza del hombre sea buena. Según ellos hay cosas que por su naturaleza son malas. Para los Maniqueos lo bueno y lo malo permanecen como opuestos en el ser humano. Estas teorías han influido en la interpretación que ellos daban de las verdades fundamentales de la fe. En numerosos textos, Tomás refiere cómo, según los Maniqueos, Cristo no tendría un cuerpo verdadero, y que por consiguiente no nació de la Virgen. Tampoco sufrió en la cruz. El cuerpo de Cristo sería como un fantasma. Otro tema importante es que el Dios del Antiguo Testamento no sería el Padre de Jesucristo, y no es el Dios verdadero. Los Maniqueos niegan también que todo haya sido creado por el Hijo de Dios. Los Maniqueos condenan el matrimonio. En la Catena aurea de Tomás hay abundantes referencias a las doctrinas de los maniqueos. Porfirio, nativo de Tiro (234 - 304 o 305) es conocido por su edición de las obras de Plotino, su comentario del libro de las Categorías de Aristóteles y su Vida de Plotino. Publicó un tratado en 15 libros contra los cristianos, en el que atacaba, entre otras cuestiones, la veracidad histórica de varios pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento. Su nombre aparece más de cien veces en las obras de Santo Tomás. Generalmente se trata de citas sobre cuestiones de la lógica, v.gr. la doctrina de los cinco universales, la definición de Porfirio del individuo como una colección de sus accidentes o la aserción de que todos los hombres son un solo hombre por la naturaleza que tienen en común. Algunas referencias a sus obras conciernen a creencias religiosas. En su juventud Agustín creía descubrir en las obras de Platón y de Porfirio ciertas indicaciones de la doctrina del Verbo Divino nacido del Padre, pero, en general, Porfirio fue un adversario belicoso de los cristianos. Respecto a sus doctrinas religiosas, Tomás menciona que Porfirio trataba de reducir las causas de ciertos efectos que obran los magos a la virtud de los cuerpos celestiales. Ciertos espíritus son engañosos y ayudan a los magos. Lo mismo es confirmado por San Agustín quien escribe que, según Porfirio, los demonios tienen una naturaleza insidiosa, pero Tomás piensa que para Porfirio los demonios son así porque son animales con una u otra inclinación a un bien particular que en realidad no es bueno sino malo. Otra doctrina mencionada es la que hay ciertos espíritus engañosos que imitan a los dioses. Por ejemplo, los demonios sufrirían la influencia de los cuerpos celestiales, y también de algunas hierbas y de ciertos sonidos. Tomás, al contrario, afirma que toda naturaleza es buena y que es imposible que una naturaleza tenga una inclinación al mal a no ser bajo el aspecto de un bien particular. A la cuestión si se puede constreñir a los demonios, lo que Porfirio parecía afirmar, Tomás contesta que los demonios no son compelidos, sino que intervienen cuando son invocados. En cuanto al recurso a ciertas melodías, piedras o hierbas para solicitar la ayuda de los demonios, Tomás escribe que ciertos efectos que los demonios producen no pueden ser explicados por causas materiales. Repetidas veces santo Tomás menciona la tesis de Porfirio que para ser feliz hay que huir de cualquier cuerpo. Sobre la influencia de los astros Otro punto en el que hay un cierto contacto con opiniones de los gnósticos es la teoría de la influencia de los astros sobre el hombre, teoría bastante difundida en la antigüedad: se percibía una afinidad entre el universo y el destino del hombre. Santo Tomás nota que los egipcios y los sabios de Babilonia han observado atentamente los planetas y las estrellas y que de lo que ellos sostuvieron muchas credulidades llegaron hasta nosotros. Por lo visto Tomás hace una alusión a la influencia que los planetas ejercerían sobre la vida humana. Él admite una cierta influencia de los planetas y estrellas sobre el cuerpo y eventualmente en las facultades sensitivas del hombre. Sin embargo, la acción de los astros se modifica según la disposición de la materia, pero las facultades sensitivas del hombre están sometidas a la razón. Tomás cita en varios lugares la frase de Ptolomeo «sapiens dominatur astris». Advierte, además, que no debe fiarse mucho en predicciones basadas en una presunta influencia de los astros pues existe el peligro de que los astrólogos padezcan la influencia de demonios. Por otra parte, Tomás admite que durante el sueño el hombre es más sensible a influencias de arriba, como lo menciona en varios sitios. También en su propia experiencia. Un ejemplo de ello es cuando debía preparar con toda prisa su lección inaugural para el magisterio de teología y no tenía idea de qué tema elegir. En esa situación Tomás tuvo un sueño en el que un dominico se le apareció sugiriéndole el tema de la lección inaugural. Con esta referencia deseo terminar esta breve conferencia sobre la posición de Santo Tomás respecto al gnosticismo y a ciertas prácticas relacionadas, como la astrología. Santo Tomás rechaza con toda la tradición las teorías de los gnósticos, sin añadir argumentos o desenvolvimientos nuevos. Referencias: SANTO TOMÁS Y EL GNOSTICISMO 139 SAPIENTIA / AÑO 2014, VOL. LXX, FASC. 235 19 Op.cit., c.12, lc. 12; c. 19, 8 c. 26, lc.9. 20 Summa contra Gentiles, III, 140. 21 Catena in Lucam, c. 16, lc. 6. cf. c.10, lc. 8: Jesús dice que todo esto está en la Ley y los Profetas, una clara refutación de Marción, Velentino y Basílides, que echaron el matrimonio. 22 Catena in Lucam, c. 10, lc. 6. 23 Summa contra Gentiles, III, 140: «Dicebant enim Marcion et Valentinus alium esse Deum bonum et alium esse Deum iustum qui punit» (cf. Agustín, De hæresibus, 21,22).

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