Seres Astrales: Olores paranormales
Las apariciones paranormales, y ruidos extraños, van siempre acompañadas de olores y muchas veces estos nos erizan la piel.
Olores para normales
Los olores inusuales, que estén fuera de lugar, son parte de estos fenómenos paranormales.
Los fantasmas y espíritus de personas humanas, emiten un olor similar al producido por el humo.
Los olores de los fantasmas suelen ser breves. Aparecen y desaparecen en el acto, y solo se dan en sitios específicos.
Los espíritus no humanos del plano astral desprenden un fuerte hedor a putrefacción, o a vegetales en estado de descomposición. Estos generalmente se relacionan con fenómenos de tipo poltergeist.
Por otro lado, los ángeles emiten un olor muy distintivo, en particular los ángeles guardianes.
Al igual que los demonios, los ángeles utilizan el olor para trasmitir un mensaje a los humanos, no en palabras, sino por emociones que solo el receptor es capaz de identificar e interpretar.
Nuestro cerebro examina los aromas en la misma área en donde se procesan los pensamientos intuitivos y aquello que conocemos como sentimientos, estas fragancias son una especie de detonador, tanto de emociones como de recuerdos, con lo cual pueden provocar en nosotros sensaciones muy específicas.
Doreen Virtue sostiene en su obra: Cómo conectarse con los arcángeles, que los ángeles poseen una especie de código basado en fragancias para comunicarse con nosotros y que nos recuerden a una persona, a un momento de nuestras vidas, agradable o no; con el propósito de que lo examinemos en relación a los que nos está ocurriendo actualmente
Doreen Virtue, en el libro: Cómo escuchar a tu ángel de la guarda, donde especula que el olor a rosas proviene de nuestro ángel de la guarda, y que mensaje tiene que ver con el valor, el coraje, dándote aliento para enfrentar una situación difícil.
El aroma a flores, especialmente a rosas, es el más empleado por los ángeles de todas las jerarquías, debido a que esta flor posee una energía y una vibración más alta que las demás, convirtiéndola en el vehículo primario de comunicación para estos seres de elevada vibración
John Dee, por ejemplo, que estudió a fondo el Enoquiano: la lengua de los ángeles, afirma que cada fragancia emitida por los ángeles posee un significado propio para cada uno, aunque de hecho posean rasgos en común:
Incienso: iluminación espiritual.
Rosas: valor, coraje, comodidad.
Uvas: gratitud.
Menta: pureza.
Canela: paz.
Picea: alegría.
Aquellos que deseen profundizar en este complejo pero fascinante idioma de los ángeles pueden consultar un interesante libro titulado: Diccionario enoquiano: los ángeles caídos de John Dee y El libro de Enoc.
Los demonios, por otra parte, también son grandes emisores de olores, en este caso, claramente desagradables.
En algunos tratados demonológicos, por ejemplo: Daemonolatriae y De Praestigiis Daemonum et Incantationibus ac Venificiis, se sostiene que el olor es la mejor manera de identificar la presencia de un demonio. Los exorcistas medievales eran considerados como verdaderos sabuesos capaces de seguir el rastro de los demonios en una aldea en particular siguiendo su olor.
Otro libro prohibido, el De Daemonialitate et Incubis et Succubis, conjetura que los Íncubos y Súcubos emiten una especie de vapor afrodisíaco capaz de despertar en nosotros una pasión descontrolada. Pasado el pecaminoso momento de fervor, ese mismo olor se transforma en un fétido vaho a sudor.
De la démonomanie des sorciers y el famoso Malleus Maleficarum, por otra parte, aclara que incluso las brujas emiten un diabólico olor a aguas pútridas, estancadas, como a excremento. No es que este hedor proceda naturalmente de ellas, sino que lo utilizan para enmascarar el olor a azufre que queda impregnado en ellas durante los sabbats y aquelarres.
Los demonios propiamente dichos, huelen a azufre. El hedor es tan fuerte que quien lo huele siente como si el interior de sus fosas nasales se estuviera quemando.
Michaël Ranft, autor de uno de los libros malditos más extraños de todos los tiempos, el De Masticatione Mortuorum in Tumulis; algo así como «de la masticación de los muertos en sus tumbas», afirma que incluso los vampiros y los no muertos en general emiten un hedor singular,Este hedor putrescente, es sobrecogedor y cuyo rastro se impregna en los sitios que frecuentan durante la noche.
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