Gnosis: ¿Existen los vampiros y hombres lobos?

¿Existen los vampiros y hombres lobos?

LOS GNOSTICOS nos advierten sobre vampiros y hombres lobo, que tanto las entidades de esta clase como las sombras y los cascarones vitalizados son a los que se llaman "vampiros menores", porque para lograr prolongar su existencia siempre que pueden absorben o chupan la vitalidad de los seres vivientes a quienes obsesionan con deseos y aun a los que están en su esfera de influencia sean familiares y amigos. Por ello casi siempre los médiums como los circunstantes que acuden a una sesión espiritista salgan debilitados. Por ello es fundamental que al estudiante de ocultismo se le enseña la manera eficaz de contrarrestar y vencer tan malignas influencias, porque sin este conocimiento es muy difícil evitarlas, porque quien se coloque en su campo de fuerza quedara a merced de ellas. En el caso de los VAMPIROS Y LOBOS, aunque estas dos entidades son diferentes en varios aspectos, las clasificamos juntas, porque tienen en común su ansia de sangre distinta a los vampiros menores que drenan energía, estas cualidades de horror sumamente raras, son tan como repugnantes como espantosas, propias de las razas primitivas, de cuando el hombre y su ambiente no eran lo que son ahora. Nosotros los individuos de la Quinta raza raíz hemos ya transcendido por evolución a la posibilidad de merecer este espantoso destino como el representado por estos Vampiros y Lobos arcaicos.

Raza-Raíz es un concepto Teosófico que se refiere a las sucesivas etapas evolutivas a través de las cuales la humanidad va en su peregrinaje en nuestro plano físico. Hay Siete de tales razas-raíz que tienen lugar antes de completar el ciclo evolutivo en este globo, la Tierra. Para luego volver a empezar ósea que se trata de un ciclo cíclico y cada cambio de raza-raíz termina con un cataclismo, sea por fuego o agua. Inmediatamente después de la Caída generacional.

Volviendo al tema de los Lobos y Vampiros, comenzaremos diciendo que la denominación de vampiro es metafórica y deriva del nombre de un murciélago americano de unos quince centímetros de largo que se alimenta de insectos y chupa la sangre de las personas dormidas, lo mismo como esta clase de vampiro que chupa la sangre de las personas que logra someter a su influencia.

La denominación de lobo también es también metafórica por alusión a la feroz voracidad de este tan conocido animal carnicero similar a estas entidades. ambas entidades tanto hombres lobos como vampiros se consideran ahora como fabulas y leyendas medievales; sin embargo, se conocen casos aislados en lugares aislados y solitarios, sobre todo en los países como RUSIA, HUNGRIA Y CHINA donde algunos pobladores aún conservan sangre de la Cuarta raza raíz. Vale también decir que las populares leyendas acerca de estas entidades son muy exageradas, pero no deja de haber un fondo de verdad en las consejas y cuentos que pasan de boca en boca entre los campesinos de la Europa central. En las obras Gnósticas explican que es posible que suceda cuando en los casos de que un hombre haya sido en vida tan corrompido y degradado, que sea tan brutalmente egoísta, que su cuerpo mental inferior este empapado de sus pasionales deseos maliciosos con tal fuerza que se logre separar de SU ESCENCIA y aun así mantenerse “vivo”. Algunos ocultistas dicen que este caso es más frecuente de lo que parece y que se encuentran numerosas de estas formas "desalmadas" vagando en las sombras; pero afortunadamente no es cierta tal afirmación. Porque para llegar a tal grado de abyección correspondiente al profundo hundimiento en la maldad que acarrea la perdida y debilitación de la evolución individualidad, sería necesario que este hombre sofocara todo vislumbre de bondad; pero advertimos que aun en los individuos más viles hallamos algo no enteramente malo, nos damos cuenta que se trata de una exigua minoría en el caso de estas personalidades abandonadas espiritualmente y tomadas por esta Esencia maligna. Sin embargo, aunque son pocas las hay, y de estos raros casos provienen estos vampiros de sangre. Al morir el cuerpo la abandonada personalidad de deseos materiales, convertida ahora en la sombra es incapaz de permanecer en el plano astral y se verá irresistiblemente arrastrada en plena conciencia a su propio lugar, en la misteriosa OCTAVA ESFERA donde se desintegra después de pasar por experiencias difíciles de describir, lugar donde se menciona en la biblia que es: donde reina el llanto y el crujir de dientes. Pero si el hombre que murió fue por suicidio, o sabe algo de magia negra, puede en determinadas circunstancias eludir tan horrible destino y cambiarla por la lívida existencia del vampiro para no ir a la temida OCTAVA ESFERA. Para tal propósito evitara la desintegración de su cuerpo físico, manteniendo su cuerpo en una especie de catalepsia, utilizando el horrible medio de transfundirle la sangre sustraída de otros seres humanos por medio de su semi materializado cuerpo astral, y así demorar su destino final. Contra ello hay el remedio de exhumar y quemar el cadáver para privar al vampiro de su punto de apoyo. Casi siempre al abrir la sepultura de estas entidades, el cadáver suele aparecer todavía incorrupto, como si estuviera fresco y lozano, y en muchos casos el ataúd está lleno de sangre. En los países donde prevalece la costumbre de la incineración del cadáver en el horno crematorio es imposible esta especie de vampirismo. En el caso del Lobo, tiene el destino igualmente de horrible que el vampiro, con un Karma algo diferente, en este caso el lobo debiera incluirse entre los habitantes vivientes en el mundo físico que visitan el plano astral, debido a que siempre se manifiesta por vez primera el lobo durante la vida física del hombre, lo cual supone invariablemente el conocimiento de la magia negra para lograr ser capaz de proyectar el cuerpo astral de un hombre refinadamente cruel y malvado, y que luego se materialice en forma de animal salvaje, que generalmente es el de un lobo que vagara oculto por las sombras matando a otros animales y si le es posible a personas para satisfacer no solo la sed de sangre necesaria para mantener su existencia, sino también satisfacer sus malignos deseos que lo impulsan a hacer daño.